domingo, 29 de mayo de 2016

En el lago

     Desde el inicio esa chica llamaba mi atención. Todas las tardes ella iba al lago a pintar sus maravillosas obras y él la seguía. Bianca sabía sobre este hecho, pero no le daba importancia. “Seguro que también le gusta ver el paisaje, después de todo este es uno de los mejores lagos de Suiza” solía decir. Pero ella era demasiado inocente, no podía ver la maldad en las personas. Eso le jugó en contra, y un día no pudo llegar al lago.
     Yo la esperé, pero nunca apareció. El lago se sentía apagado, como yo, que no soportaba no verla.
  Días después me enteré de lo horrible, Bianca había muerto. Mi mente no procesaba la noticia, aunque sabía la verdad, una verdad que la gente ocultaba en su mirada.
Con la impotencia que tenía salí a la calle y al escuchar las cosas absurdas que decían sobre su muerte, no aguanté más y les conté lo sucedido. Les avisé que ese tipo era el culpable, pero nadie confió en mí. Todos me vieron como un mentiroso, cuando yo era el único que la protegía, que la ayudaba, aunque ella no lo supiera.
   Comencé a inquietarme, me movía de un lugar a otro pensando a donde podría haber ido. Hasta que recordé… aquel espantoso lugar.
      Ese hombre, Benjamín, seguro estaría ahí.  Aquel despreciable y egoísta que me quitó a Bianca.Ese día de invierno decidí ir al lago, y tal como me lo imaginaba, él estaba ahí.
   El impulso fue más fuerte que yo e hice lo que deseaba, y lo que cualquier persona cuerda detestaría, matar a un humano. Lo arrojé con todas mis fuerzas al lago y lo mantuve debajo del agua el tiempo suficiente para que no volviera a respirar. Al darme cuenta de lo que hice me sentí una persona terrible y lo primero que se me ocurrió fue en salir de ese sucio lugar.
   Intenté escapar del agua pero no pude. Mis piernas no respondían, mis ojos estaban clavados en el cielo. Tampoco percibía el frío del lago. “¿Acaso este es mi castigo?” fue lo único que pensé, pero para mi sorpresa no me estaba ahogando, ni siquiera me estaba hundiendo. Era una sensación extraña, sentía que estaba flotando y a la vez, como si mis extremidades se fueran derritiendo poco a poco. En ese momento comprendí lo que estaba pasando, me terminé convirtiendo en aquello que acabó con Benjamín y en lo que Bianca amaba tanto, hasta el punto de pintarlo todas las tardes.

Graciano, Paniagua, Lucero, Alcaraz, Bourdieu .