3º A


*.No era imposible.*




-¿Él te lo pidió?
-¡Si!
-¿¡Y ?! ¿¡cómo, cuándo, dónde!?
-Bueno, fue en verano. Estaba en un recital de Tan Biónica y él estaba a pocas personas cerca de mí. Cuando tocaron el último tema, Arruinarse, ya estaban todos en pareja, quién sabe por qué. Nosotros dos nos quedamos sin compañero, así que me vino a buscar y me preguntó si quería ser su pareja. Estuvimos hablando todo lo que duró la canción, y cuando terminó me preguntó si quería ir a tomar algo. Por supuesto,  le dije que sí y seguimos conversando, nos pasamos los celulares, el e-mail y el facebook.
Ese mismo día nos mandamos mensajes toda la madrugada, hasta que bueno… no dormimos.
Todos los días fueron así, mensaje tras mensaje, publicaciones en facebook, millones de mails hasta que nos terminamos pasando nuestras direcciones.
Al otro día, fui a su casa. La verdad que no sabía cómo comportarme, iba a conocer a su familia. Estaba muy nerviosa porque no sabía de qué hablar y, si había un silencio incómodo, qué haría.
Cuando llegué, me presentó a su madre que estaba justo en la cocina preparando un postre. Me pareció muy cortés. La señora se llama Mariana y parecía ser buena repostera. Luego fuimos a su habitación y mi cara se llenó de alegría al ver un póster enorme del Chano Moreno en su pared, eso me hizo sentir segura de que si le gustaba Tan Biónica y de que no fue al recital sólo por ir o para acompañar a alguien. Me preguntó si quería ir a dar una vuelta en su moto y acepté con gusto.
Me sorprendió el lugar al que me llevó. Cuando subimos a la autopista pensé cualquier cosa, cosas tontas, pero llegamos al centro y me llevó a un lindo restaurante a comer. Comimos una parrillada y vimos cómo se hacía, cómo prendían el fuego, cómo lo colocaban en la parrilla, todo. Estuvo deliciosa, la verdad. Me ofrecí a pagar y se negó “por lo menos la mitad” le repliqué pero no quiso y la pagó él.
Más tarde volvimos a su casa, allí conocí a su padre y a su hermano menor. Gustavo, el padre era un hombre con muy buena onda, aunque aparentaba a ser formal y Nicolás, su hermano menor, era un buen niño, muy astuto por las cosas que me contaba. Me despedí y volví a casa.
Nuevamente hablamos por el celular toda la noche y me propuso juntarnos al otro día para vernos de vuelta. Me pidió que vuelva a ir a su casa y no me iba a negar.
Muerta de nervios no me pude dormir y se hizo de día.
Para mí, lo que sentía por él era amor aunque no lo conocía mucho pero sentía que lo amaba. Empecé a pensar
en que me encantaría que me pidiera para ser novios, pero supuse que jamás pasaría.
Se hicieron las cuatro de la tarde y fui a su casa. Al llegar me recibió Mariana y me ofreció una porción de la torta que había hecho el día anterior, no lo dudé ni un segundo y  tomé un trozo. Me explicó que Ariel, la persona que yo creía amar, se había ido a hacer unas compras y en unos minutos volvía. Hablamos mucho, hasta que no se cómo estábamos horneando una pasta frola juntas. Me halagó por lo buena cocinera, por supuesto que yo hice lo mismo.
Tuve un pequeño interrogatorio de su parte y también me mostró álbumes de fotos de cuando él era pequeño.  Me preguntó si quería usar la notebook de Ariel y, por supuesto, no iba a decirle que no.
Estuve un rato con la computadora en su cuarto. Había muchos posters de bandas conocidas, toda la pared de su habitación cubierta con éstos, la única excepción era el plasma. En la parte de atrás de la puerta había un gran poster pegado verticalmente que decía libertad.
Cuando llegó me pidió disculpas y me dijo que tardó más porque lo habían encontrado unos amigos por la calle y le preguntaron si quería ir a la noche a un boliche,aunque él se negó porque tenía una cita.
Estaba muy contenta de que se hubiera interesado en estar conmigo antes que con sus amigos. Pensé en que quizás le gustaba, pero luego recordé que era imposible.
Se hicieron las diez de la noche, y me preguntó si me quería quedar a comer en su casa, no iba a dar un no por respuesta así que acepté con gusto. Llamé a mi mamá  y le dije que no iba a comer en casa.
Fue una cena espectacular y terminamos comiendo la torta de postre con un café. Estaba todo perfecto, la pasé muy lindo hasta que le dije que me retiraba, que se hacía muy tarde. Se ofreció a llevarme a casa y, por supuesto, que le dije que sí.
Al llegar a mi casa, cuando me bajé me propuso algo muy interesante, me dijo “¿Querés ser mi novia?”. Primero me quedé congelada y no sabía que responder pero luego de dos tercios de segundo le respondí que sí. Se puso muy contento y cuando me saludó me dio un lindo beso, que gracias a Dios, no vieron mis padres.
-Entonces, resumiendo, ¿fue en la puerta de tu casa?
-¡Si! Y fue muy lindo!
-Che, ¿y el hermano es muy chiquito?
-¡Si nena! ¡Tiene once años!
-A bueno… es un nene. Me tengo que ir, ¿no te enojás, no?
- No, anda nena.
-Chau.
-Chauchi.  

   Autora: Ivana Lacava       

2 comentarios:

  1. Me gusto la historia, como esta escrita y explicada. ¡Muy actual!

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  2. ¡Qué lindo escribís! Me atrapó la historia.¡Felicitaciones Ivana!

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